La rivalidad interna entre los miembros del equipo Ocampos no cedió a Sergio Ramos

La rivalidad interna entre los miembros del equipo Ocampos no cedió a Sergio Ramos

La historia de la sanción en favor de Sevilla contra Alavés todo menos un final feliz: la entrada del VAR, la ira de Luis García Plaza, la pelea entre Ocampos y Ramos para ver quién la tomó, la ejecución como Michael Jordan del argentino y un gol… que al final no sirvió para anotar

El peso de Sergio Ramos en el vestidor del Sevilla FC es indiscutible, como en cualquier otro que ha pasado o puede pasar. Es un líder nacido que se hace oír en el grupo y que asume que lo que se espera de él es llamar los disparos. Sin embargo, el viernes por la noche, en un momento trascendental del partido de la liga contra el Deportivo Alavés, avanzó, agarró la pelota y dijo que estaba tomando el tiro penal. Sin embargo, esta vez Lucas Ocampos no cedió, pidió la pelota, sacudió la cabeza en “Déjamelo” para no dar lugar al debate, demostró su determinación y ejecutó con asombrosa frieza lo que en ese momento fue el momentáneo 2-2 en un partido que escaparía en el último minuto.

Sergio Ramos había tomado los dos últimos penaltis del Sevilla FC y los había convertido. Fue contra Atlético Astorga (0-2), en la segunda ronda de la Copa del Rey, y en el último día de la Etapa de Grupo de la UEFA Champions League contra RC Lens (2-1). En años anteriores, los encargados de disparar desde once metros habían sido en general Ivan Rakitic (ya no estaba en el campo) y Lucas Ocampos. Parecía que el camero era el encargado de asumir esa responsabilidad en este 23/24, pero el de Quilmes ha reclamado tiras contra Alavés.

Además, la forma en que lo lanzó en un momento de máxima tensión demostró su nivel de concentración. Un disparo bajo y suave hacia el centro pero cargado de confianza de que iba a entrar. Tanto que se permitió el lujo de hacer un gesto de estilo Michael Jordan, mirando hacia atrás y levantando su brazo para empezar a celebrar antes de que la pelota cruzara la línea, aunque con Sivera ya completamente derrotado por lanzarse duro al lado derecho. El gol una vez más levantó a los fans que minutos antes (y después) dedicó una lucha monumental a la caja.

 

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